Hoy inicio un nuevo camino desde mi planeta y siento una inmensa alegría interior por poder hacerlo con dos muy buenas noticias. Por un lado en Túnez y por otro en Egipto, se han conseguido logros gracias a la presión ejercida desde muchas partes del mundo.
Yo, personalmente, odio profundamente la injusticia y los abusos de poder. Algunas veces me pregunto por qué algunas personas sufren privaciones de libertad y torturas y otros vivimos tranquilamente en unas sociedades donde puedes opinar y votar a tus gobernantes. Ni ellos han hecho nada para estar así, ni nosotros tampoco para estar como estamos. Es una cuestión fortuita la que decide donde vas a nacer y cómo vas a vivir.
En diciembre del 2010 los tunecinos y las tunecinas se echaron a la calle cansados de los abusos de su gobierno. Exigían, querían y tenían derecho a ello, una sociedad más justa. Arriesgaron su vida y muchas personas la perdieron en las calles. Dentro de todo este caos, la buena noticia es que no están solos. Miles de personas dimos nuestro apoyo con una firma y, ahora, el magnífico resultado es que Túnez mira al futuro con esperanza. Han dado un gran paso al incorporarse a la Corte Penal Internacional y empiezan a mirar por la protección de los derechos humanos. Su gobierno ha anunciado su intención de adherirse a tratados esenciales como los de la prevención de la tortura y las desapariciones forzadas, lo que supondrá para la ciudadanía la protección de sus derechos.
El ejercito egipcio ha estado sometiendo a las mujeres a «pruebas de virginidad» forzadas y, el pasado 9 de marzo, detuvo a 17 mujeres, al menos, por participar en manifestaciones en El Cairo. Las trasladaron a una prisión militar y las sometieron a las «pruebas de virginidad« por parte de un hombre y bajo amenaza de que si no eran vírgenes serían acusadas de prostitución. Las voces de quienes somos sensibles a este dolor, volvieron a alzarse a través de las firmas. De nuevo queda patente que la acción de muchas personas unidas, tanto desde dentro como desde fuera de un país, consiguen que las cosas cambien.

Recientemente, en una reunión mantenida entre el Secretario General de Amnistía Internacional Salil Shetty y los representantes de las fuerzas armadas, se consiguió un compromiso por parte de los militares: El ejército egipcio no volverá a someter a ninguna mujer a la práctica, humillante y vejatoria, de las «pruebas de virginidad» forzosas.
Cuando me llegan noticias así me siento especialmente bien, aunque me cuesta entender por qué no somos aún más manos, más firmas. Tengo la certeza de que si nos uniéramos unos y unas, otros y otras, el mundo sería mucho mejor